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Dolor de larga evolución: del diagnóstico a un plan que sí encaja contigo

El dolor que dura meses no es “solo” un tejido que no cura: intervienen factores biológicos, conductuales y contextuales. El sistema nervioso puede volverse más sensible, el sueño empeora, la actividad baja y aparecen miedos al movimiento. Por eso los protocolos genéricos suelen fallar: no contemplan tu realidad.

Claves de una buena evaluación
  • Historia clínica con contexto: qué te limita, cuándo empeora, qué te gustaría recuperar.
  • Pruebas funcionales relevantes: rango, fuerza relativa, control motor y tareas del día a día.
  • Mapeo de barreras y recursos: horas de sueño, estrés, soportes sociales, expectativas.
  • Métricas de seguimiento: dolor durante/24 h, escalas de función, frecuencia de recaídas.
Cómo diseñamos el plan
  1. Objetivos significativos: no “quitar dolor”, sino volver a cocinar de pie 30 min, pasear 40 min, subir escaleras sin parar.
  2. Cargas progresivas: ejercicio de fuerza y movilidad con reglas de dosificación (dolor tolerable, progresión semanal).
  3. Educación en dolor: entender que dolor ≠ daño en muchos casos, reducir miedo y recuperar autoconfianza.
  4. Hábitos nucleares: sueño, gestión de estrés y actividad placentera pautada.
  5. Revisión quincenal: si algo no aporta, se ajusta o se cambia.
Ejemplo de progresión

Semana 1–2: caminar 10–15 min días alternos, fuerza básica 2×/semana (patrones globales), educación inicial.
Semana 3–4: caminar 20–30 min, añadir excéntricos y control motor, tareas significativas (subir 2 pisos).
Semana 5–6: fuerza 3×/semana, introducir tareas desafiantes con pausas; revisar variabilidad del dolor.
Marcadores: dolor 0–24 h (no debe subir >2 puntos sostenidos), aumento gradual de carga y mejora de función.

Lo que NO hacemos
  • Perseguir solo el dolor sin mejorar función.
  • “Todo máquinas”: la tecnología ayuda, pero no lidera el plan.
  • Reposo indefinido: genera desacondicionamiento y más sensibilidad.
  • Objetivos difusos: sin métricas no hay dirección.
Señales de que vas por buen camino
  • Más tolerancia a tareas del día a día.
  • Menos miedo al movimiento.
  • Mejor calidad de sueño y energía diurna.
  • Episodios de dolor menos incapacitantes y más predecibles.
Conclusión

Un plan que encaja contigo integra evaluación rigurosa, ejercicio dosificado, educación y hábitos. Así recuperas funcionalidad y mejoras tu vida, de forma sostenible.

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